SANTIAGO.- Ni las "Aventuras de un soñador", ni menos el "Guerrillero del amor" han logrado convencer al historiador chileno Sergio Villalobos. Los estrenos de las las dos teleseries de época "Martín Rivas" (CHV) y "Manuel Rodríguez" (TVN), no han hecho más que molestar al autor, puesto que, según él, han buscado el lucro en desmedro de lo que realmente ocurrió en el siglo XIX.
"La televisión y todo el aparataje está haciendo un negocio. No importa nada la cultura ni la historia, simplemente quieren ganar las empresas que auspician, los canales de televisión, los personajes directivos y productores", comenta el también académico universitario.
Según el autor, las nuevas producciones tergiversan la historia. "Con el poder de difusión que tiene la televisión se engaña al público", opina. "Toman pies de unos personajes de una situación histórica para inventar una historia propia, llamativa, para un público sin cultura y ordinario que requiere de estas cosas", añade Villalobos.
Manuel Rodríguez, el peor evaluado
En especial lanza sus dardos contra la teleserie de Chilevisión que relata la historia del "Hijo de la rebeldía". "Me pareció harto mala, de mala clase. La ambientación, la actuación de los personajes, los modos de la época no son tal cual. Era una sociedad muy sobria la de entonces (...). Es una falsedad enorme", señala.
Aunque reconoce que Rodríguez estaba en contra del pillaje tal como se mostró en el primer capítulo transmitido anoche, recuerda que como convivía junto al bandido José Miguel Neira, "no pensemos en cuestiones románticas ni lucha por la libertad".
Según el historiador, el personaje que protagoniza Ricardo Fernández es bastante diferente al que existió en la realidad. Villalobos indica que Rodríguez era "un hombre alegre, de vivir corriente, con unas enormes ansias de reformar, de destruir todo. Había como una paranoia en él (...). Hizo muchas cosas malas por su torpeza".
Asimismo, también criticó la interpretación de Casimiro Marcó del Pont, quien fue gobernador de la Corona Española en Chile. El actor Alfredo Castro está a cargo de este rol y Villalobos menciona que se interpretó como un personaje "exagerado".
"Se da a entender que era homosexual o que tenía costumbres parecidas y sobre eso no hay ninguna certeza. Era un hombre fino, educado, con modales cortesanos de España. No hay derecho a suponer otra actitud", concluye.
"La televisión y todo el aparataje está haciendo un negocio. No importa nada la cultura ni la historia, simplemente quieren ganar las empresas que auspician, los canales de televisión, los personajes directivos y productores", comenta el también académico universitario.
Según el autor, las nuevas producciones tergiversan la historia. "Con el poder de difusión que tiene la televisión se engaña al público", opina. "Toman pies de unos personajes de una situación histórica para inventar una historia propia, llamativa, para un público sin cultura y ordinario que requiere de estas cosas", añade Villalobos.
Manuel Rodríguez, el peor evaluado
En especial lanza sus dardos contra la teleserie de Chilevisión que relata la historia del "Hijo de la rebeldía". "Me pareció harto mala, de mala clase. La ambientación, la actuación de los personajes, los modos de la época no son tal cual. Era una sociedad muy sobria la de entonces (...). Es una falsedad enorme", señala.
Aunque reconoce que Rodríguez estaba en contra del pillaje tal como se mostró en el primer capítulo transmitido anoche, recuerda que como convivía junto al bandido José Miguel Neira, "no pensemos en cuestiones románticas ni lucha por la libertad".
Según el historiador, el personaje que protagoniza Ricardo Fernández es bastante diferente al que existió en la realidad. Villalobos indica que Rodríguez era "un hombre alegre, de vivir corriente, con unas enormes ansias de reformar, de destruir todo. Había como una paranoia en él (...). Hizo muchas cosas malas por su torpeza".
Asimismo, también criticó la interpretación de Casimiro Marcó del Pont, quien fue gobernador de la Corona Española en Chile. El actor Alfredo Castro está a cargo de este rol y Villalobos menciona que se interpretó como un personaje "exagerado".
"Se da a entender que era homosexual o que tenía costumbres parecidas y sobre eso no hay ninguna certeza. Era un hombre fino, educado, con modales cortesanos de España. No hay derecho a suponer otra actitud", concluye.
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