Más adelante el Pastor agradece las infinitas muestras de fraternidad y servicio: “El dolor ha hecho germinar una fraternidad que estaba adormecida y que será cimiento de tiempos mejores, más humanos, más felices”.
“Todos estamos sufriendo. Todos somos damnificados. La Iglesia es Madre y sufre en cada persona y en cada familia que lo ha perdido todo. Solidarizamos con quienes han perdido a un ser querido, fallecido o desaparecido. Rezamos y les expresamos nuestra cercanía”.
“Necesitamos rezar y solidarizar, dos aspectos esenciales de nuestra fe. Salgamos a la calle, donde Jesucristo y nuestro pueblo está. No dejemos sola a nuestra gente. Mantengamos las celebraciones comunitarias donde se pueda: calles, parques, plazas son también nuestros templos. Es tiempo precioso para desplegar el espíritu misionero que nos mueve”, agrega el Obispo diocesano.
Finalmente, Mons. Horacio Valenzuela reitera el llamado a continuar colaborando con quienes más han padecido los embates de la naturaleza.
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Fuente: Comunicaciones Talca
Talca, 12/03/2010
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