Con mucha fuerza gritó – en medio del canto -: “Arriba Conce, canta la grandeza del Señor”. La Hna. Glenda, cantautora católica, de fama internacional, llegó con mucha alegría a Concepción para compartir su riqueza espiritual a través del canto y la música.
Un numeroso público la acompañó en el atrio de la catedral, el que lentamente se fue involucrando con los hermosos temas que interpretó la Hna. Glenda, por más de una hora. Fuertes aplausos le pidieron una y otra vez continuar.
“¡Arriba las manos. Arriba mi pueblo. Para Dios Nada es imposible. Que lo escuche Chile!” exclamó y tras concluir, Monseñor Ricardo Ezzati le agradeció su servicio y entrega y la animó a seguir evangelizando de manera tan hermosa, por todo el mundo. Dos dirigentes de la Pastoral Juvenil junto al padre agustino, Rodrigo Mella, le hicieron entrega de un símbolo en madera, como gesto por su presencia.
La Hna. Glenda lleva 21 años como consagrada al Señor y 12 años dedicada a la evangelización con la música. Es teóloga por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma y psicóloga por la Universidad Pontifica de Salamanca. Parral, su ciudad natal la declaró "Servidora Ilustre" en el año 2003. Actualmente reside y trabaja en España aunque es conocida internacionalmente.
“Como ven, a través de las canciones la gente va experimentando y gozando el texto bíblico. Es la palabra de Dios que toca sus corazones. Estoy en Chile, porque me tocó el terremoto aquí y al visitar a mis padres y estar cerca de Constitución, me escapé del maremoto y dije ¿qué voy a hacer? Sentarme a llorar o hacer lo que el Señor me ha llamado. Y me vine a evangelizar. Después de Concepción iremos a Chillán, a Los Ángeles, Santiago y retornaré a España”, comentó.
Respecto a su percepción de las personas, con quienes estuvo en Concepción, señaló: “Percibí al principio que la gente estaba triste y metida para adentro por el terremoto, pero poco a poco, a través de la acción del Señor y la oración, ha vivido hoy una fiesta. Dios toma el corazón de las personas, los abraza y da una fuerza que no da ningún medicamento. Mi mensaje es decirle que para Dios nada es imposible. Podemos tener todo tipo de ayuda material, pero si tenemos a Dios, será una fuerza que nos ayudará a reconstruirnos como personas”, afirmó.
Sobre su talento artístico confidenció que siempre cantó, pero nunca pensó que esto llegara a tener una mayor trascendencia. “Cuando me fui a España empiezan a llamarme de muchas partes. Por casualidad en Chile grabé un disco y ese disco comenzó a caminar solo, porque no tenemos casa discográfica ni grandes propagandas. Comenzó a correr en el mundo católico y me empezaron a invitar a cantar de todas partes y me dije: Dios quiere algo para mí”.
Ha recorrido muchas partes del mundo, como Estados Unidos, el mundo hispano y Europa, pero confiesa que en verdad no ha venido mucho a Chile. “Nadie es profeta en su tierra. Yo no sé por qué. He venido a Chile pero de vacaciones, a ver a mi familia y no he hecho actividad social, porque quiero estar más tranquila. Pero con esto del terremoto me dije: tengo que salir. No me puedo quedar aquí”.
Respecto a su llamado a la vocación, dijo que se manifestó a temprana edad. “Mi padre no es católico e influía mucho sobre mí y empecé llenarme de dudas, Ahora pienso que las dudas son importantes porque llevan a preguntarse las cosas de verdad. Empecé a buscar a los 15 años y a los 17 ó 18 di el paso. Recibí otra llamada después a la vida de servicio al Señor. Soy de la vida consagrada, pero pertenezco directamente a la diócesis. El obispo es mi superior. Se llama Ordo Virginum, que fue la primera forma de consagración de la mujer en la Iglesia. Podemos vivir solas, en comunidad o podemos tener un apostolado particular o un apostolado grupal como la vida religiosa. Por eso, yo me dedico a la predicación en el canto”, argumentó.
A su juicio, el canto católico aumenta, pero falta mucho todavía.”Lamentablemente aún pensamos que el canto es como un adorno y para mí el canto es parte de la teología fundamental; es parte de la misión, es parte de la evangelización. Para mí la música es el lenguaje más privilegiado para hablar de Dios. El canto no se impone. Es humilde y al mismo tiempo es bello; habla al corazón y la mente. Veo que hay un despertar del arte religioso”, concluyó.
Fuente: Comunicaciones Concepción
Concepción, 13/03/2010
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