Desde muy temprano comenzaron a llegar los fieles para celebrar la reinauguración de la Catedral de Talca que se llevó a cabo el domingo 6 de mayo. A las 16:30 horas comenzó la Eucaristía, presidida por el Nuncio Apostólico, Monseñor Ivo Scapolo y concelebrada por el Obispo de Talca, Monseñor Horacio Valenzuela, y en la cual estuvo presente gran parte del clero diocesano, así como diáconos y ministros enviados.
La catedral quedó en muy mal estado tras el terremoto del 27F y permaneció cerrada por más de dos años. Para concretar la reconstrucción, se creó un comité de laicos, quienes se las arreglaron para conseguir los fondos necesarios para que el templo quedara igual a antes de la tragedia.
La única diferencia fue el color interior que de rojo colonial pasó a ser un color muy claro y que fue un cambio muy bien recibido por los asistentes a la Misa de reinauguración.
“Hoy nos reunimos en el seno de una gran familia, que vuelve a contar con su casa paterna, después de la tragedia que sufrimos todos, tragedia que aún está viva en las casas y en los corazones de muchos hijos de nuestra tierra, oramos por tantos que aún no tienen la alegría que hoy nos reúne”, señaló Mons. Valenzuela.
Y continuó diciendo nuestro Pastor “hemos llegado a este día tan esperado, después de dos años marcados por la oración, por la generosidad y por el trabajo de muchos hermanos, hijos e hijas de esta Iglesia diocesana, cada uno ha dado lo que ha podido”.
Posteriormente, el Nuncio Scapolo procedió a rociar con agua bendita a los presentes como una forma simbólica de renovación y purificación al templo que reabre sus puertas.
En la homilía, la autoridad diplomática señaló la importancia de la comunidad eclesial, uno de los énfasis de su visita pastoral; “uno no puede vivir su relación con Jesús solamente a título personal, es fundamental vivir nuestra comunión con el Señor mediante la comunión con la Iglesia, y con el Santo Padre que es el símbolo, signo y fundamento de la unidad de toda la Iglesia universal, mas ustedes de manera particular tienen que vivir esta comunión eclesial estando unidos en comunión con vuestro Obispo, que es el signo y fundamento de la unidad de esta Iglesia local. La comunión eclesial, la unidad entre ustedes es un don precioso es la condición para que esta iglesia pueda crecer y producir frutos abundantes”.
Luego, dirigió unas palabras a la importancia familia, ya que es ahí donde se transmiten los valores y lo planteó como uno de los grandes desafíos para Chile, “las nuevas generaciones tienden a alejarse del Señor porque reciben otros modelos de vida. Hay una dificultad para transmitir los valores dentro de las familias. Es fundamental ayudar a que las nuevas generaciones conozcan al Señor y reciban de él todas las gracias y bendiciones que necesitan para construir la Iglesia del Chile de mañana”, invitó Scapolo.
El representante del Santo Padre recordó que en octubre comienza el año de la fe que el Papa Benedicto XVI ha proclamado, que sin duda será un tiempo de gracia, “hago votos que cada uno de ustedes se prepare a vivir este año con intensidad, para conocer mejor las verdades de la fe; mas sobre todo para renovar la propia fe y el propio amor hacia el Señor Jesús y hacer que Jesús ocupe, efectivamente, el primer lugar en nuestra vida al momento de tomar decisiones, al momento de elegir un estilo de vida”.
Finalmente, antes de concluir la homilía, dedicó unas palabras para invitar a la comunidad a no olvidarse de los más necesitados, “quiero exhortar a esta comunidad diocesana a dar una atención particular a los más pobres y más necesitados, los enfermos, los que están en la cárcel, discapacitados, marginados, los que sufren del cuerpo y del espíritu. Sabemos que la caridad es un símbolo de la autenticidad de una comunidad cristiana. Quiero manifestar mi aprecio por todas las obras que se están haciendo y que he podido constatar en estos días, pero al mismo tiempo quiero renovar la invitación y expresar el deseo de que esta comunidad diocesana pueda ser un ejemplo para toda la Iglesia en Chile, en ocuparse de una manera especial, eficaz a favor de las personas más necesitadas”, animó el Nuncio.
Un momento especial se vivió cuando Monseñor Valenzuela tomó el Santísimo Sacramento y lo instaló en el lugar de la reserva tras haberlo incensado.
Tras la bendición, que Monseñor Scapolo transmitió a los fieles de parte del Papa Benedicto XVI, procedió a salir el clero en procesión para presenciar un esquinazo que se realizó en las afueras del frontis. Posteriormente, y continuando con el rito final de cada actividad en la que ha participado, el Nuncio entregó estampas con la imagen del Papa, a la vez que bendecía formando una cruz en la frente de cada persona.
Fuente: Comunicaciones Talca
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