6 de febrero de 2009

NADA SIN TI, TODO CONTIGO

HOMILÍA

V DOMINGO TIEMPO ORDINARIO

Eclip_image002n aquel tiempo, al salir Jesús de la Sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron. Jesús se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles.

Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y poseídos. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó a muchos demonios; y como los demonios lo conocían no les permitía hablar.

Se levantó de madrugada, se marcho al descampado y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron y, al encontrarlo, le dijeron:

--Todo el mundo te busca.

Él les respondió:

-- Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he venido.

Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando demonios.

Mc 1, 29-39

Louis Monloubou
Leer y Predicar el Evangelio de Marcos
Edit. Sal Terrae Santander 1981.Pág. 37 Ss.

 

La primera lectura hace una dolorosa pintura de la existencia humana. Las penalidades del trabajo, el sufrimiento en el lecho del dolor, cierta sensación de la inutilidad de la existencia y la brevedad de la vida son experiencias por las que uno pasa más de lo que quisiera; sentimientos que, un día u otro, no se puede por menos de experimentar y de sentir con fuerza. (Señalemos una vez más, que es tan breve la lectura que contará con pocas posibilidades de ser entendida de verdad; sin ningún inconveniente; podrían haberse añadido por lo menos los vv. 9-10).

Este fragmento, brevísimo, del triste libro de Job, colocado a modo de antónimo del evangelio, quiere recordar que no es posible comprender realmente el significado de Jesucristo, si no se escudriña la verdad de la condición humana, la estrechez de sus límites y su lastre abrumador. Jesús sólo puede aparecer como Salvador a los que, uno u otro día, sintieron violentamente lo imposible que le es al hombre asegurar por sí solo su propia salvación. Este proceso no implica ninguna abdicación, ningún olvido de la dignidad humana ni ninguna negativa a asumir las responsabilidades propias del hombre y sobre todo la responsabilidad de su propio destino. La aceptación de la salvación traída por Jesucristo, único Salvador de los hombres, estimula a cada creyente a una acción confiada y eficaz.

Si nada es posible sin Jesucristo, con él todo se hace posible.

Un hombre como Pablo, más pesimista que nadie en lo tocante a las posibilidades de la humanidad privada de Jesucristo, por su propio dinamismo se muestra más optimista que ninguno en cuanto a la eficacia de la actividad humana regenerada por la gracia de su Señor.

Así pues, el evangelio presenta a Jesús como capaz de salvar realmente a los hombres. (...).

"Al presentar este pasaje de Marcos, es muy frecuente contentarse con señalar la multiplicidad de los personajes, la vivacidad del relato... Con toda seguridad, esto es cierto; pero, ¿no tenemos derecho a sospechar algo más en este relato, que había sido predicado durante treinta años y que san Marcos reservó para su narración evangélica? Siguiendo su habitual modo de hacer, Marcos no reduce a su significado inmediato los acontecimientos que refiere, sino que en el "sentido" de estas realidades encuentra un medio con que orientar el espíritu hacia un ámbito superior Así, para Marcos, la muerte y la enfermedad manifiestan el poder del demonio, y toda curación obrada por Cristo es una victoria mesiánica sobre las fuerzas enemigas, victoria que revela ya en Jesús el poder divino que interviene para salvar ...Por el momento, se trata de una curación temporal, más tarde se tratará de una curación espiritual y, finalmente, más tarde seremos conformados en cuerpo y alma con la imagen gloriosa de Cristo; pero siempre es el mismo poder divino el que está en acción. Como lo atestigua el nombre de "poder", dado a estos milagros, lo que en primer lugar le interesa al evangelista, no es el resultado de la acción, sino el poder que en ella actúa, poder sobrehumano, poder divino capaz de transformarlo y de salvarlo todo". (P.·LAMARCHE, Révélation de Dieu chez Marc. París 1976, p. 51 s)

Se podría comentar ampliamente la naturaleza de la fiebre que aflige a la enferma, la rapidez de su curación, el servicio que ella presta a Jesús y a sus amigos; pero Marcos sólo ve una cosa: al librar con esta acción poderosa a esta mujer, víctima también del poder del demonio, Jesús se muestra capaz de proporcionar a los hombres la verdadera libertad, gracias a la cual pueden "servir".



Vela, Señor, con amor, con amor continuo sobre tu familia; protégela y defiéndela siempre, ya que solo en ti ha puesto su esperanza.

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