11 de febrero de 2009

Iglesia chilena y Eluana: La sociedad valora a los sanos, no a los postrados

De El Mercurio On Line

 

Fernando Chomalí, presidente de la comisión de image bioética de la Conferencia Episcopal, afirmó que "en Occidente abandonamos a nuestros enfermos y tenemos que hacer todos un mea culpa".

 

SANTIAGO.- Junto con manifestar el pesar de la Iglesia chilena por la muerte de Eluana Englaro, quien ayer falleció producto del retiro de su alimentación tras estar 17 años en coma, monseñor Fernando Chomalí, presidente comisión de bioética de la Conferencia Episcopal, formuló una dura crítica a la sociedad occidental que, a su juicio, sólo valora a las personas cuando están sanas.

"Aquí el problema es mucho más de fondo. Ésta es una sociedad que nos valora cuando estamos sanos, cuando somos inteligentes, pero no cuando estamos postrados", cuestionó el obispo auxiliar de Santiago, quien instó a reflexionar sobre qué tipo de sociedad estamos construyendo.

En este sentido, afirmó que "en Occidente abandonamos a nuestros enfermos y tenemos que hacer todos un mea culpa, y lo más probable es que el padre de Eluana se haya sentido solo, agobiado, sin apoyo económico, moral, ni social, y haya pensado que la única salida era la muerte de su hija".

Ante esta situación, sostuvo que "la Iglesia Católica va a insistir siempre en que todo ser humano, desde el momento de la fecundación y hasta la muerte natural, aunque se encuentre gravemente enfermo, es una persona viva y que merece todo el cuidado y respeto".

"Nosotros no pensamos que no podemos valorar la vida en virtud de sus expresiones externas, sino que tenemos que valorarla por el solo hecho de existir. Eso vale tanto para los embriones, los fetos, los enfermos discapacitados, gravemente discapacitados, como también para las personas que están moribundas", sostuvo.

Alimentación e hidratación son derechos básicos

Monseñor Chomalí criticó la forma en que se dejó morir a Eluana Englaro, recalcando que "es muy distinto morir a causa de una enfermedad ante la cual se hizo todo lo humanamente posible para revertirla, que dejarla morir porque se le priva de derechos básicos como la alimentación e hidratación".

Agregó que conoce a familias "que han vivido esta situación y es muy distinto decir 'esta persona murió porque estaba gravemente enferma y nosotros hicimos lo humanamente posible para conservarla bien en su enfermedad', a decir 'esta persona murió porque yo le quité la alimentación'".
"Aquí estamos hablando de un derecho básico que tiene toda persona, dada su dignidad intrínseca, a poder estar alimentada e hidratada. Que quede claro que para nosotros la alimentación y la hidratación es una acción totalmente proporcionada y ordinaria" de realizar en el estado de la paciente, aseveró.

La autoridad eclesiástica enfatizó que "nosotros pensamos que la muerte forma parte de nuestra experiencia humana. Sin embargo, no creemos que una persona tenga el derecho de realizar una acción que tienda a eliminar a otra". 

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