2 de mayo de 2011

Por qué Juan Pablo II no fue "santo súbito"



El Blog Católico La Buhardilla de Jerónimo publica una traducción de un artículo del vaticanista Andrea Tornielli aparecido en un periódico italiano por estos días, en que explica el proceso de beatificación de Juan Pablo II, dejando en evidencia que no se procedió con prisa, como algunos medios informativos comentan por estos días... la prudencia del Papa Benedicto XVI llevó a esperar, considerar los pro y los contra y, a partir de todas estas consideraciones, proceder con el itinerario. Ofrezco las primeras líneas de un artículo que podrán seguir leyendo después del link.



Artículo de Andrea Tornielli, publicado en el periódico La Stampa del 27 de abril.

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En las primeras semanas de su pontificado, Benedicto XVI tomó seriamente en consideración el pedido de proclamar al Papa Wojtyla “santo subito”, es decir, de abrir directamente un proceso para la canonización saltando el paso intermedio de la beatificación. Un evento que habría sido sin precedentes en la época moderna. Ratzinger no dijo no de inmediato y valoró la propuesta que daba forma a una aspiración del mismo secretario particular de Wojtyla, Stanislaw Dziwisz.

Pidió consejo a algunos colaboradores de la Curia romana y finalmente estableció permitir de inmediato la apertura del proceso, sin esperar los cinco años desde la muerte, pero sin omitir el grado de beato.

Es necesario volver a la gran emoción de los días sucesivos a la muerte de Juan Pablo II para comprender lo que ocurrió en los sagrados palacios del otro lado del Tíber. Los cardenales, mientras se reunían para decidir el desarrollo de los funerales y preparar el cónclave del cual saldría elegido Benedicto XVI, podían ver la fila ininterrumpida de personas que pasaban frente a los restos mortales de Wojtyla.

El cardenal eslovaco Josef Tomko, prefecto emérito de Propaganda Fide y amigo del Pontífice recién fallecido, se hizo promotor de una recolección de firmas entre los colegas purpurados para pedir al nuevo Papa, quienquiera que fuese, abrir la causa para llevar al predecesor a los altares.

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