7 de febrero de 2011

7 de febrero: Beato Anselmo Polanco, o.s.a. (1881- 1939), Obispo y Mártir


 Porque tengo la certeza de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados, ni lo presente ni lo futuro, ni los poderes espirituales, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra criatura podrá separarnos jamás del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor.

Rm 8,38-39

Nació en Buenavista de Baldavia (Palencia, España) en una familia de modestos campesinos. A los quince años entró en el convento agustino de Valladolid, donde en 1897 emitiño su primera profesión; luego pasó al Monasterio de La Vid (Burgos) donde completó los estudios y celebró su primera misa en 1904. Profesor y ayudante de la formación en las mismas casas en que fue formado, en 1922 es nombrado Prior de Valladolid, y en 1932 Prior Provincial de su Circunscripción (Prov. del Santísimo Nombre de Jesús de las Filipinas). En calidad de Provincial realizó con mucha dedicación la visita de renovación a sus religiosos en las Filipinas, China, Estados Unidos, Colombia y Perú. Se distinguió en el amor a la concordia y por una profunda identificacion con la vida agustiniana.

En 1935 es nombrado Obispo de Teruel. He venido a dar la vida por mis ovejas, dijo cuando tomó posesión del encargo en su diócesis. Poco después se desencadenó la Guerra Civil Española y Teruel, situada en la línea de fuego, fue asediada; él decidió permenecer en la ciudad junto con todo el pueblo, como hizo San Agustín durante el asedio de Hipona. El Obispo era para todos el Padre Polanco, no sólo por el hecho de ser fraile agustino, sino porque para la gente representaba un auténtico padre y un buen pastor.
El 8 de enero de 1938, cuando la ciudad fue tomada por el ejército republicano, el Padre Polanco se entregó a los militares vistiendo el hábito agustino y, sobre él, la cruz pectoral y el anillo de obispo. Junto a su Vicario General, el P. Felipe Ripoll, soportó con paciencia la detención en que estuvo por trece meses, alentando a sus compañeros de prisión y organizando una intensa vida espiritual con prácticas de piedad y de meditación. Junto a su Vicario, en 1939, fue fusilado y sus cuerpos quemados. Beatificado por el Papa Juan Pablo II en 1995, sus restos reposan en la Catedral de Teruel.

Oh Señor omnipotente, que concediste al Beato Anselmo, obispo, la gracia de ofrecer la vida por tu Iglesia, haz que, por su intercesión y ejemplo, fortalecidos en la fe, esperanza y caridad, comprometamos nuestra vida por la paz y la justicia. Por Jesucristo, nuestro Señor.

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