Visto en Libro de Horas y Hora de Libros
El origen de tan suculento aperitivo proviene... de un sacerdote... profundamente envuelto en las vicisitudes políticas de la Francia de su tiempo -las dos guerras mundiales, la reconstrucción... mucho que decir...- y que se definía a sí mismo, curiosamente, como un anticomunista pro-bolchevique: se trata del canónigo Félix Kir, nacido en 1876 en el seno de una familia de origen alsaciano que se había instalado en Borgoña seis años antes.
Habiendo destacado como gran orador, patriota, escritor y luchador incansable por el bien de sus feligreses, defendiendo, con la palabra y la obra, las enseñanzas de León XIII en la “Rerum novarum” y oponiéndose con igual pasión a todos los totalitarismos, “comunistas o hitlerianos”, usando sus propias palabras, su hora de saltar a la primera línea de la lucha política llegó en junio de 1940.
Una vez que los políticos locales, con el alcalde a la cabeza, hubiesen huido por miedo al avance imparable de las tropas del tercer Reich, dejando, como suele ser habitual en la clase política, a sus conciudadanos abandonados ante el peligro, el canónigo Kir y un puñado de valientes se hicieron cargo de la administración de la ciudad de Dijon.
Resistente desde la primera hora, su lucha incansable durante toda la guerra es digna de la mejor película de aventuras de Hollywood.
En 1945 fue elegido alcalde de Dijon, cargo que no abandonaría, reelección tras reelección, hasta el día de su muerte.
Fue Consejero General de Côte-d'Or y diputado de la Asamblea Nacional entre 1945 y 1967, en las filas del CNIP (Centre national des indépendants et paysans), siendo el decano de la Asamblea de 1953 a 1967 y el último clérigo en ejercer un mandato legislativo.
Pero, lo que son las cosas, si por algo es conocido el canónigo Félix Kir, tras haber sobrevivido a las bombas alemanas, a la Gestapo y a los colaboracionistas franceses, o tras haber organizado la fuga de miles de prisioneros de guerra, es por haber dado nombre a uno de los cócteles franceses más populares a la hora del aperitivo.
Con el fin de impulsar los productos locales, Félix Kir siempre agasajaba a sus visitas oficiales con un vaso de “blanc-cass”, es decir, 1/3 de crema de cassis de Dijon, licor de grosellas, con 2/3 de “Bourgogne Aligoté”, el famoso vino blanco de Borgoña.
Finalmente el “Kir royal”, la variante que sustituye el vino blanco por champán, en una proporción de 1 medida de cassis por 10 de champán, es actualmente la más popular.
Debo reconocer que mi conocimiento de la existencia del canónigo Kir, me llegó por mi afición a este cóctel y no por haberme interesado directamente por la historia del más famosos de los alcaldes de Dijon. De hecho suelo aprovechar mis viajes a Francia para adquirir la “crème de cassis” que es difícil de encontrar fuera del “hexágono”.
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