Dios detesta las faltas, porque son faltas. Pero, por otra parte, ama, en cierto sentido, las faltas en cuanto le dan ocasión a Él de mostrar su misericordia y a nosotros de permanecer humildes y de comprender también y compadecer las faltas del prójimo.
Juan Pablo I
(Albino Luciani)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
¿Quieres comentar esta noticia?