22 de enero de 2009

MISIONANDO CON JESÚS

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HOMILÍA

III DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

Después del arresto de Juan el Bautista, Jesús se fue a Galilea proclamando la buena noticia de Dios. Decía: "El plazo se ha cumplido el. El Reino de Dios está llegando. Conviértanse y crean en el Evangelio". Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés que estaban echando las redes en el lago, pues eran pescadores. Jesús les dijo:

"Vengan conmigo y los haré pescadores de hombres". Ellos dejaron inmediatamente las redes y lo siguieron.

Un poco más adelante vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan. Estaban en la barca reparando las redes. Jesús los llamó también; y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con sus trabajadores, se fueron con él.

Mc 1, 14,20

Equipo Mercaba

 

Jesús proclama la Buena Noticia del Reino de Dios en Galilea. Parece que el lugar desde donde se anuncia el Evangelio, la geografía, en este caso Galilea, tiene su importancia y su intención en Marcos. Galilea, en primer lugar, se distingue bien -si es que no se contrapone- de Judea y de Jerusalén, el lugar sagrado por antonomasia, donde está el templo y las autoridades religiosas de Israel. Pues bien, Jesús escoge a Galilea para empezar a predicar el Reino de Dios. Galilea, por otra parte, es tierra fronteriza, cercana al mundo pagano y, al parecer, algo despreciada por los oficialistas de Jerusalén. En la primera lectura nos encontramos con Jonás, profeta menor, decían antes, que es enviado por Dios a predicar a Nínive, gran ciudad y tierra de paganos. Y es que Dios, también el del Antiguo Testamento, es más grande que lo que piensan ciertas cabezas que se consideran a sí mismas muy religiosas y cumplidoras, y desde luego el mensaje que empieza Jesús es más abierto y universal que lo que cabe en la mentalidad de las autoridades del pueblo de Israel. Este es el sentido de la geografía, y por esto Jesús empieza en Galilea, tierra abierta y fronteriza, que Jesús escoge para su tarea. Sentido universal, mensaje para todos, paganos o ateos.

Es una lección para todo cristiano y para la Iglesia. Así empezó Jesús, así nació el cristianismo, y éste tiene que ser hoy el camino a seguir, si queremos ser Buena Noticia. La Buena Noticia. Hermosa expresión que usa Marcos para decirnos la primera impronta del mensaje de Jesús. Nos damos cuenta, de pronto, qué es lo que tiene que ser Dios y la fe, y que sin esto no hay nada que hacer, porque el hombre no nos hará caso, y con razón. ¿Verdaderamente es Dios y la fe una Buena Noticia para todos los creyentes? ¿Lo sentimos y vivimos así? Si no es así, lo mejor será callarnos. Aquí no bastan las meras palabras, si es que queremos predicar el Evangelio con autoridad, y echar demonios, y curar enfermedades, como hacía Jesús, según cuenta Marcos en su Evangelio. Porque el hombre de hoy no se va a contentar con menos, y la fuerza de la misma fe conduce a eso. La fe, en primer lugar y antes que otras muchas cosas, es y tiene que ser Buena Noticia y predicarse y realizarse como tal. Así lo hace constar Marcos en la cabecera y síntesis programática de su Evangelio. Por algo lo destaca.

Corren por ahí algunas formas de ver la fe y de predicarla que desde luego no son Buena Noticia para el hombre. Hay mucha desconfianza y miedo al respecto al hombre y al hermano para que pueda cuajar la Buena Noticia en fraternidad y esperanza. Algunos lo quieren arreglar todo con el poder y la autoridad, con mano dura. No es ése el camino de Jesús, ni puede ser el de la Iglesia.

La principal tarea de los creyentes en este momento histórico puede ser, como en el caso de Jesús y de Jonás, hacer ver a todas las Nínives del mundo la Buena Noticia y la misericordia de Dios.

Con valentía y confianza, sabiendo que Dios está muy por encima de nuestros temores y expectativas. Da la impresión de que nosotros, como Jonás, desconfiamos de que Nínive (y es un símbolo) pueda escuchar la palabra de Dios y arrepentirse.

Para esta tarea de predicar e implantar el Reino de Dios Jesús escoge a unos pescadores. Para Jesús, ya desde el primer momento el Reino de Dios es cosa de corro, de comunidad, de Iglesia.

Marcos siempre nos presenta a Jesús con sus discípulos. Es otro signo que conviene captar. Por eso el evangelista tiene buen cuidado de ponerlo al comienzo del relato evangélico.

Jesús les llama para hacerles, cambiándoles de oficio y utilizando una metáfora que les puede resultar familiar, pescadores de hombres. La cosa podía parecer de broma en el momento de la elección, no lo era en el momento en que Marcos escribe el Evangelio. Buen aprendizaje les quedaba a aquellos cuatro primeros para prepararse a la tarea. Lo que está claro en este primer momento es el arranque y generosidad de quienes lo dejan todo para seguir a Jesús.

La Buena Nueva, ese reino de Dios que Jesús acaba de poner en marcha, es algo que necesita personas concretas como Simón, Andrés, Juan y Santiago para ponerse en marcha. Necesita personas que se apunten, que se enrolen. No basta con hablar o escuchar.

Es algo a construir y que, por lo tanto, necesita brazos esforzados y valientes. Es otra cosa que quiere dejar clara Jesús desde el principio y así debemos entenderlo.


Dios todopoderoso y eterno: ayúdanos a llevar una vida según tu voluntad, para que podamos dar en abundancia frutos de buenas obras en nombre de tu Hijo predilecto.

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