Nace en Fuenllana (Ciudad Real) en 1486, de padres religiosos y caritativos, de los que heredó su amor apasionado por los pobres. Vivió sus primeros años en Villanueva de los Infantes, de donde recibirá después del “nombre”.
A los quince años, fue enviado a estudiar a la célebre Universidad renacentista de Alcalá, donde llegó a ser maestro insigne, por su vasta competencia de las ciencias humanas y sagradas. Allí obtuvo, en 1509 el título de “Maestro” de lógica, física y metafísica. Continuó estudiando teología durante tres cursos, hasta que fue requerido para dirigir la Cátedra de Lógica (1512-16). Los quince años de permanencia en Alcalá, dejaron impresa en él una profunda impronta humanística para el resto de su vida. No aceptó la invitación que se le había hecho para enseñar en la otra famosa universidad de Salamanca.
Sin embargo, en 1516, va a Salamanca para ingresar en la Orden agustiniana, en el famoso convento de S. Agustín, donde profesa (25/Noviembre/1517). Se ordena de Sacerdote en 1518. A los 32 años, los superiores descubriendo con prontitud sus dotes, le van comprometiendo con sucesivos cargos de responsabilidad dentro de la Orden, contra su voluntad: Prior de Salamanca (1519-21 y 1523-25), período éste, cuando recibe la profesión de Alonso de Orozco; Visitador de la Provincia de Castilla (1526-27), Provincial de la Provincia de Andalucía (1527-29), Prior de Burgos (1531-34), Provincial de Castilla (1534-37), Prior de Burgos (1541-44).
Carlos V, que siente por él una especial predilección y le considera una persona clave para la reforma dentro de su reino, le nombra predicador y consejero suyo y, estando vacante la sede de Valencia, lo presenta para Arzobispo de la ciudad (10/Octubre/1544).
Valencia se encontraba en unas condiciones espirituales deplorables: después de un siglo sin un Obispo residente, muchos clérigos en situación irregular y la agitación morisca.
Tomás, en primer lugar, dirige sus esfuerzos a la recristianización de la diócesis. Funda el colegio-seminario de la Presentación (1550), para formar al clero, de forma que salgan capacitados para dar un testimonio auténtico de vida. Convoca un Sínodo y visita todas las parroquias, actuando con mano enérgica y paternal. Envió misioneros al Perú. Se inspiraba en las enseñanzas del Buen Pastor, en S. Pablo y en los grandes obispos. Es llamado el “S. Bernardo español” por su profundidad teológica sobre la Virgen. Fue el “predicador” más grande de su tiempo, y más que con la palabra, convencía con el ejemplo de su vida.
De su obra pastoral, merece recordarse: la asistencia a los pobres, la evangelización a los moriscos y la dedicación a la juventud. La intensa actividad en favor de su grey, afianzada en su gran erudición, hacen de él uno de los hombres más respetados del tiempo y modelo del obispo ideal. En Valencia, se mostró como verdadero modelo de buen pastor, sobresaliendo por su caridad, pobreza, prudencia y celo apostólico. Allí se le reconocerá con el sobrenombre de “El Obispo de los pobres”
Se distinguió, también, por la promoción de los estudios y del espíritu misionero en la Orden y por su incondicional entrega al servicio de la Iglesia y de los pobres...
Murió el 8 de Septiembre de 1555. Fue declarado Beato en 1618, y Alejandro VII lo canonizó en 1658. Es patrono de los estudios de la Orden. Sus restos se conservan en la iglesia catedral de Valencia. Su Fiesta litúrgica se celebra el 10 de Octubre.
Envía, Señor, a tu Iglesia pastores llenos de una caridad ilustrada por la ciencia, para que, siguiendo el ejemplo de Santo Tomás de Villanueva, nos estimulen a cultivar la ciencia y a poner sus frutos al servicio de la caridad.
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