9 de abril de 2011

Canto Gregoriano: "Iesu dulcis memoria" (S. Bernardo de Claraval)


Este es uno de los himnos más bellos del repertorio de Canto Gregoriano de la Iglesia. Es un himno escrito por San Bernardo de Claraval (1090-1153), santo monje y abad de la Orden Cisterciense. Ofrezco el texto original en latín, con su correspondiente traducción al castellano -para poderlo gustar, porque es realmente bello- y luego escuchémoslo.


Texto Latino Traducción castellana
Iesu dulcis memoria
Dans vera cordis gaudia
Sed super mel et omnia
Eius dulcis praesentia.

Nil canitur suavius
Nil auditur iucundius
Nil cogitatur dulcius
Quam Jesus Dei Filius.

Iesu, spes paenitentibus
Quam pius es petentibus
Quam bonus Te quaerentibus
Sed quid invenientibus?

Iesu dulcedo cordium
Fons vivus lumen mentium
Excedens omne gaudium
Et omne desiderium.

Nec lingua valet dicere
Nec littera exprimere
Expertus potest credere
Quid sit Iesum diligere.

Iesu Rex admirabilis
Et triumphator nobilis
Dulcedo ineffabilis
Totus desiderabilis.

Mane nobiscum Domine
Et nos illustra lumine
Pulsa mentis caligine
Mundum reple dulcedine.

Quando cor nostrum visitas
Tunc lucet ei veritas
Mundi vilescit vanitas
Et intus fervet Caritas.

Iesum omnes agnoscite
Amorem eius poscite
Iesum ardenter quaerite
Quaerendo in ardescite.
Iesu flos matris Virginis
Amor nostrae dulcedinis
Tibi laus honor numinis
Regnum beatitudinis.

Iesu summa benignitas
Mira cordis iucunditas
In comprehensa bonitas
Tua me stringit Caritas.

Iam quod quaesivi video
Quod concupivi teneo
Amore Iesu langueo
Et corde totus ardeo.

O Iesu mi dulcissime
Spes suspirantis animae
Te quaerunt piae lacrymae
Et clamor mentis intimae.

Sis, Iesu, nostrum gaudium,
Qui es futurus praemium:
Sit nostra in te gloria
Per cuncta semper saecula. Amen.
Es dulce el recuerdo de Jesús,
que da verdaderos gozos al corazón
pero cuya presencia es dulce
sobre la miel y todas las cosas.

Nada se canta más suave,
nada se oye más alegre,
nada se piensa más dulce
que Jesús el Hijo de Dios.

¡Oh Jesús!, esperanza para los penitentes,
qué piadoso eres con quienes piden,
qué bueno con quienes te buscan,
pero ¿qué con quienes te encuentran?

¡Oh Jesús!, dulzura de los corazones,
fuente viva, luz de las mentes
que excede todo gozo
y todo deseo.

Ni la lengua es capaz de decir
ni la letra de expresar.
Sólo el experto puede creer
lo que es amar a Jesús.

¡Oh Jesús! rey admirable
y noble triunfador,
dulzura inefable
todo deseable.

Permanece con nosotros, Señor,
ilumínanos con la luz,
expulsa la tiniebla de la mente
llena el mundo de dulzura.

Cuando visitas nuestro corazón
entonces luce para él la verdad,
la vanidad del mundo se desprecia
y dentro se enardece la Caridad.

Conoced todos a Jesús,
invocad su amor,
buscad ardientemente a Jesús,
inflamaos buscándole.

¡Oh Jesús! flor de la Madre Virgen,
amor de nuestra dulzura
a ti la alabanza, honor de majestad divina,
Reino de la felicidad.

¡Oh Jesús! suma benevolencia,
asombrosa alegría del corazón
al expresar tu bondad
me urge la Caridad.

Ya veo lo que busqué,
tengo lo que deseé
en el amor de Jesús desfallezco
y en el corazón todo me abraso.

¡Oh Jesús, dulcísimo para mí!,
esperanza del alma que suspira
te buscan las piadosas lágrimas
y el clamor de la mente íntima.

Sé nuestro gozo, Jesús,
que eres el futuro premio:
sea nuestra en ti la gloria
por todos los siglos siempre. Amén.



1 comentario:

  1. El texto latino presenta dos errores. En él leemos "in ardescite", cuando se trata de un solo vocablo: INARDESCITE, imperativo del verbo "inardescere". El segundo error lo hallamos en el vocablo "futurus". La forma correcta es FUTURUM, forma neutra que concuerda con el sustantivo neutro "praemium".

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