Este es uno de los himnos más bellos del repertorio de Canto Gregoriano de la Iglesia. Es un himno escrito por San Bernardo de Claraval (1090-1153), santo monje y abad de la Orden Cisterciense. Ofrezco el texto original en latín, con su correspondiente traducción al castellano -para poderlo gustar, porque es realmente bello- y luego escuchémoslo.
Texto Latino | Traducción castellana |
Iesu dulcis memoria Dans vera cordis gaudia Sed super mel et omnia Eius dulcis praesentia. Nil canitur suavius Nil auditur iucundius Nil cogitatur dulcius Quam Jesus Dei Filius. Iesu, spes paenitentibus Quam pius es petentibus Quam bonus Te quaerentibus Sed quid invenientibus? Iesu dulcedo cordium Fons vivus lumen mentium Excedens omne gaudium Et omne desiderium. Nec lingua valet dicere Nec littera exprimere Expertus potest credere Quid sit Iesum diligere. Iesu Rex admirabilis Et triumphator nobilis Dulcedo ineffabilis Totus desiderabilis. Mane nobiscum Domine Et nos illustra lumine Pulsa mentis caligine Mundum reple dulcedine. Quando cor nostrum visitas Tunc lucet ei veritas Mundi vilescit vanitas Et intus fervet Caritas. Iesum omnes agnoscite Amorem eius poscite Iesum ardenter quaerite Quaerendo in ardescite. Iesu flos matris Virginis Amor nostrae dulcedinis Tibi laus honor numinis Regnum beatitudinis. Iesu summa benignitas Mira cordis iucunditas In comprehensa bonitas Tua me stringit Caritas. Iam quod quaesivi video Quod concupivi teneo Amore Iesu langueo Et corde totus ardeo. O Iesu mi dulcissime Spes suspirantis animae Te quaerunt piae lacrymae Et clamor mentis intimae. Sis, Iesu, nostrum gaudium, Qui es futurus praemium: Sit nostra in te gloria Per cuncta semper saecula. Amen. | Es dulce el recuerdo de Jesús, que da verdaderos gozos al corazón pero cuya presencia es dulce sobre la miel y todas las cosas. Nada se canta más suave, nada se oye más alegre, nada se piensa más dulce que Jesús el Hijo de Dios. ¡Oh Jesús!, esperanza para los penitentes, qué piadoso eres con quienes piden, qué bueno con quienes te buscan, pero ¿qué con quienes te encuentran? ¡Oh Jesús!, dulzura de los corazones, fuente viva, luz de las mentes que excede todo gozo y todo deseo. Ni la lengua es capaz de decir ni la letra de expresar. Sólo el experto puede creer lo que es amar a Jesús. ¡Oh Jesús! rey admirable y noble triunfador, dulzura inefable todo deseable. Permanece con nosotros, Señor, ilumínanos con la luz, expulsa la tiniebla de la mente llena el mundo de dulzura. Cuando visitas nuestro corazón entonces luce para él la verdad, la vanidad del mundo se desprecia y dentro se enardece la Caridad. Conoced todos a Jesús, invocad su amor, buscad ardientemente a Jesús, inflamaos buscándole. ¡Oh Jesús! flor de la Madre Virgen, amor de nuestra dulzura a ti la alabanza, honor de majestad divina, Reino de la felicidad. ¡Oh Jesús! suma benevolencia, asombrosa alegría del corazón al expresar tu bondad me urge la Caridad. Ya veo lo que busqué, tengo lo que deseé en el amor de Jesús desfallezco y en el corazón todo me abraso. ¡Oh Jesús, dulcísimo para mí!, esperanza del alma que suspira te buscan las piadosas lágrimas y el clamor de la mente íntima. Sé nuestro gozo, Jesús, que eres el futuro premio: sea nuestra en ti la gloria por todos los siglos siempre. Amén. |
El texto latino presenta dos errores. En él leemos "in ardescite", cuando se trata de un solo vocablo: INARDESCITE, imperativo del verbo "inardescere". El segundo error lo hallamos en el vocablo "futurus". La forma correcta es FUTURUM, forma neutra que concuerda con el sustantivo neutro "praemium".
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