Ya comienzan a deslizarse las anécdotas de la visita que el Papa tuvo que hacer al Hospital después de la caída que sufrió en su habitación en Les Combes –Valle de Aosta, noroeste de Italia- donde pasa sus vacaciones lejos del –por estos días- sahariano calor de Roma y alrededores. Dicen que todo comenzó a eso de las 08:30 AM de ayer, hora de Europa Occidental, cuando el Hospital Umberto Parini de Aosta recibe una llamada enigmática pero bastante clara: “El Papa necesita hacerse procedimientos radiológicos”. Podía ser cualquier cosa, pensaban los médicos, mientras llegaba la comitiva de cinco automóviles desde Les Combes y el Hospital se llenaba de policías. En la puerta de la Unidad de Emergencias lo esperaba una silla de ruedas y personal paramédico, mientras se abría la puerta del automóvil y bajó el Papa, vestido de blanco, sonriente y rechazando la silla de ruedas. Entra a la Unidad de Emergencias y se sienta… esperando su turno como cualquier paciente. Los médicos le explican que está listo un quirófano para él, mientras rechaza la oferta y espera su turno por orden de llegada, como corresponde, aunque no todos consideraban que se trataba de “un paciente ordinario”: para poder liberar algunas dependencias, una señora se quejaba que los guardias del Vaticano no la dejaban entrar a hacerse un examen: “Entiendo las razones de seguridad, pero estos guardias son solamente un ecceso de músculos del poder”.
Algunas fuentes de prensa italianas –desconozco la fuente que citan- afirman que el accidente ocurrió a eso de la 01:30 de la mañana, cuando el Papa se levantó para ir al baño, sin encender la luz. Resbala y cae apoyándose con las manos, lo que le provoca la fractura, percibida como un ligero dolor a la muñeca. Restándole importancia, el Papa vuelve a dormir, y por la mañana cuenta a su secretario lo ocurrido por la madrugada. Hacen venir al médico personal del Papa y es ahí cuando se sugiere el ir al Hospital, porque podría tratarse de una fractura de muñeca. El día de ayer queda registrada en el Hospital la visita de un paciente de 82 años, bajo el número 917, de nombre Josef Ratzinger, alias Benedicto XVI.
El Papa ya está mucho mejor luego de la operación –que duró aproximadamente media hora con anestesia local- , y según las informaciones, deberá pasar un período de convalescencia de un mes para que el accidente de ayer viernes sea cosa del pasado. Dos opciones habían para reparar el daño de la caída: una, enyesar por completo el brazo derecho y la otra, la sencilla operación que se le practicó, con las previsiones de recuperación antes mencionadas. Lo bueno es que ese período coincide con sus vacaciones, por lo que auguramos que el Señor lo fortalezca y lo acompañe siempre.
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