26 de febrero de 2012

Cuaresma con los Padres: Domingo I, Las Tentaciones de Jesús (San Agustín)

En aquel tiempo el Espíritu empujó a Jesús al desierto.
Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas y los ángeles le servían.
Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía:
-Se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios. Convertíos y creed la Buena Noticia.

Mc 1,12-15


«En el combate hasta la muerte está la victoria plena y gloriosa. En efecto, las primeras tentaciones propuestas a nuestro Señor, el Rey de los mártires, fueron duras; en el pan, la concupiscencia de la carne; en la promesa de reinos, la ambición mundana, y en la curiosidad de la prueba, la concupiscencia de los ojos. Todas estas cosas pertenecen al mundo, pero son cosas dulces, no crueles.

«Mirad ahora al Rey de los mártires presentándonos ejemplos de cómo hemos de combatir y ayudando misericordiosamente a los combatientes. ¿Por qué permitió ser tentado, sino para enseñarnos a resistir al tentador? Si el mundo te promete el placer carnal, respóndele: “más deleitable es Dios”. Si te promete honores y dignidades seculares, respóndele: “el Reino de Dios es más excelso que todo”. Si te promete curiosidades superfluas y condenables, respóndele: “sólo la Verdad de Dios no se equivoca”» 

San Agustín, Sermón 384,5.

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