8 de abril de 2011

CUARESMA CON SAN AGUSTÍN: Viernes IV Semana: Un ejemplo para nuestra debilidad


Después de esto, Jesús recorría la Galilea; no quería transitar por Judea porque los judíos intentaban matarlo. Se acercaba la fiesta judía de las Chozas, Sin embargo, cuando sus hermanos subieron para la fiesta, también él subió, pero en secreto, sin hacerse ver. Algunos de Jerusalén decían: "¿No es este aquel a quien querían matar? ¡Y miren cómo habla abiertamente y nadie le dice nada! ¿Habrán reconocido las autoridades que es verdaderamente el Mesías? Pero nosotros sabemos de dónde es este; en cambio, cuando venga el Mesías, nadie sabrá de dónde es". Entonces Jesús, que enseñaba en el Templo, exclamó: "¿Así que ustedes me conocen y saben de dónde soy? Sin embargo, yo no vine por mi propia cuenta; pero el que me envió dice la verdad, y ustedes no lo conocen. Yo sí lo conozco, porque vengo de él y es él el que me envió". Entonces quisieron detenerlo, pero nadie puso las manos sobre él, porque todavía no había llegado su hora. 

Jn 7,1-2.10.25-30

[Cristo], cuando se oculta como hombre, no ha de pensarse que perdió su poder, sino que quiso dar ejemplo a la debilidad. Porque él fue apresado cuando quiso, y cuando quiso fue a la muerte. Pero como sus miembros, es decir, sus fieles futuros, no iban a tener el mismo poder de que disponía nuestro Dios, al esconderse y ocultarse para evitar que le quitaran la vida, indicaba lo que debían hacer sus miembros, en los cuales estaba ciertamente él (...)
Después de esto, dice, Jesús recorría la Galilea; no quería transitar por Judea porque los judíos intentaban matarlo. Es lo que he dicho: un ejemplo para nuestra debilidad. Él no había perdido su poder, sino que consolaba nuestra flaqueza. Sería un hecho, como dije, que alguno de sus fieles se escondería para que no diesen con él sus perseguidores; para que no se le echase en cara como un crimen el hecho de ocultarse, precede en la Cabeza el ejemplo de lo que había de tener su confirmación en los miembros. Está escrito en verdad: no quería transitar por Judea porque los judíos intentaban matarlo. ¡Como si Jesús no hubiese podido andar antre los judíos sin peligro alguno para su vida! Ese poder lo mostró cuando tuvo a bien hacerlo. En el momento en que iban a prenderlo, poco antes de la pasión, pregunta: ¿A quién buscan? Respondieron: A Jesús. Yo soy, les contesta (Jn 18,5). No se ocultó, sino que se dio a conocer. Sin embargo, no resistieron a tal manifestación, antes bien, retrocedieron y cayeron a tierra. Pero, como había venido a padecer, se levantaron y lo prendieron, lo llevaron al juez y le dieron muerte. ¿Qué hicieron? Lo escrito: La tierra fue entregada a manos impías (Job 9,24). La carne fue entregada en poder de los judíos, para que fuera rasgada como una bolsa, de la que manara nuestra redención. 

Comentarios al Ev. de Juan, 28,1-3

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