Cooperación y subsidiariedad son las respuestas que la Iglesia indica a las naciones del mundo para enfrentar y resolver el problema de la inseguridad alimenticia. Es el camino propuesto por Benedicto XVI que asistió este lunes a la FAO, en Roma y tomó la palabra en el vértice mundial de la Organización. Crece el número de los que sufren hambre y sin embargo, en el mundo no existen respuestas para nutrir adecuadamente a todos sus habitantes. Los países pobres, aunque están integrados dentro de la economía mundial, son más vulnerables.
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