En nuestra vida no estamos nunca solos, formamos parte de una compañía espiritual en la que reina una profunda solidaridad: el bien de cada uno va en ventaja de todos y, a la inversa, la felicidad común se irradia individualmente. Ésta es la reflexión que Benedicto XVI ha ofrecido esta mañana durante el Ángelus, en la solemnidad de hoy de Todos los Santos.
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