En el mundo existen intolerables desigualdades sociales e injusticias estructurales que exigen, además de intervenciones inmediatas obligatorias, una estrategia coordinada para buscar soluciones globales duraderas. Un firme y claro llamamiento de Benedicto XVI esta mañana durante el Ángelus, pocos días después de la clausura del G8 en LAquila.
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