Déjense conquistar plenamente por Cristo, porque para ser ministros al servicio del Evangelio es necesaria aquella ciencia del amor que se aprende sólo de corazón a corazón con Jesús, muerto en la Cruz por el bien del hombre. Es la viva exhortación que el Santo Padre ha dirigido esta tarde en la Basílica Vaticana donde ha inaugurado el Año Sacerdotal.
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