27 de junio de 2009

La Parábola Musical de Michael Jackson



El día de ayer el diario del Vaticano, L'Osservatore Romano, publicó un artículo sobre la muerte de Michael Jackson. Me dejó gratamente sorprendido la opción de este tabloide de hablar del fenómeno que ha producido la muerte de este personaje, cuya vida controvertida y degradada nos ha sorprendido por los detalles que se han ventilado, y por otra parte por el motivo de su fama desde su temprana edad: el genio musical. En este blog, dedicado normalmente a temas religiosos, no puedo quedar fuera de esta noticia, ya que muchas de sus canciones constituyen la banda sonora de mi infancia y de mi adolescencia. A continuación cito en su integridad el artículo del periódico del Vaticano, en una traducción del italiano realizada por mí.

Por Marcello Filotei y Giuseppe Fiorentino- L'Osservatore Romano, 26 de junio de 2009

¿Habrá muerto de verdad? Tal vez no nos sorprenderemos si dentro de algunos años fuera reconocido en una gasolinera de Memphis, Tennesee, tal vez junto a su ex- suegro Elvis Presley, otro de aquellos mitos que -como Janis Joplin, Jimmy Hendrix o John Lennon- nunca mueren en la imaginación de sus fanáticos. Y un mito del pop es, a todas luces, Michael Jackson, muerto ayer a 50 años de edad.

Una vida artística iniciada tempranamente, por quien sin duda puede ser definido un niño prodigio. A sólo cinco años, apenas bajado del escenario del pequeño teatro de la escuela, donde se exhibía como percusionista, subió directamente a los escenarios de los bares y locales, antes de haber firmado el primer contrato discográfico con sus hermanos y hermanas -los Jackson Five- transformados en un éxito planetario gracias exclusivamente a la extraordinaria voz soul del pequeño Michael. En aquellos tiempos era aún negro, no había comenzado todavía aquel proceso de re-definición personal, más que racial, que en los años lo ha llevado a perder los rasgos somáticos de los afroamericanos. Quizás Jackson no quería meramente llegar a ser blanco, sino que alejarse de los vínculos, también artísticos, impuestos por la pertenencia étnica, siguiendo aquel mito adolescente evocado también por el nombre de su novelesca morada: Neverland, la isla de nunca jamás. Un recorrido humano para nada fácil -probablemente doloroso, marcado por graves caídas, cosa que se refleja en su itinerario artístico. En su producción discográfica -y esta es su originalidad- ha buscado superar los confines de la black music, en la que estaba radicado por sus orígenes culturales, invadiendo territorios antes vedados a los artistas negros. Quizás inconscientemente, Jackson terminó por generar una especie de cross-over, definiendo nuevos géneros no completamente circunscritos a algún ámbito específico, donde no es posible distinguir entre blanco y negro. Así como él. En su disco más exitoso -Thriller, de 1982, conocido también por quien no frecuenta estos mundos musicales- Michael Jackson ha unido baladas pop a canciones soul o marcadamente rock, dominadas por potentes solos de guitarra.

Entrado oficialmente en los records de Guinness luego de haber superado con creces los cien millones de copias, Thriller es el álbum más vendido de todos los tiempos. Es también el disco en que viene lanzado lo que en poco tiempo llegaría a ser definido un cliché de la producción musical pop: el dueto, o las colaboraciones a alto nivel hasta ese entonces escasas. Hacer un dueto, sin embargo, significa compartir los mismos intereses, aunque sólo en la música. De esto se dio cuenta Paul McCartney cuando vio se le escapaban los derechos de los Beatles por obra de su amigo Michael, con quien había grabado The Girl is Mine precisamente para Thriller. Permanece la idea estética, funcional al proyecto cross-over, a la cual ha contribuido probablemente el productor del disco, aquel Quincy Jones de la larga experiencia musical que a caballo entre los años Ochenta y Noventa fue en los EE.UU el deus ex machina de la producción negra. Acompañado también por la fama de gran bailarín -conquistada gracias a la caja de resonancia garantizada por los videoclips que en esos años se hacían cada vez más populares con canales televisivos dedicados- con Thriller Michael Jackson tocó las cumbres de su propia creatividad. Hubiera sido difícil mantener un nivel artistico similar, aunque está de cajón que desde ese momento su parábola musical ha sido categórica, mientras su popularidad se ha mantenido enorme. No siempre, sin embargo, por motivos artísticos. Son, de hecho, bien conocidas sus vicisitudes judiciales seguidas a las acusaciones de pedofilia. Pero ninguna imputación, sea así tan grave o vergonzosa, fue suficiente a destronar su mito entre los millones de fanáticos distribuidos por el mundo entero. Son pruebas de ello las reacciones emotivas suscitadas por la noticia de su muerte. Noticia a la que muchos no creerán. Y quizás alguien en Memphis lo ha ya visto.

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