19 de agosto de 2011

"Mira a la estrella, invoca a María" (San Bernardo de Claraval)



"Y el nombre de la Virgen era María (Lc I, 27). 
Hablemos algo acerca de este nombre, que significa Estrella del mar... Es la esclarecida y singular estrella, elevada por necesarias causas sobre este mar grande y espacioso...

"¡Oh!, cualquiera que seas el que en la impetuosa corriente de este siglo te ves lejos de la tierra firme, arrastrado por las ondas de este mundo, en medio de borrascas y tempestades, si no quieres zozobrar, no quites los ojos de la luz de esta estrella.

"Si se levantan los vientos de las tentaciones, si tropiezas en los escollos de las tribulaciones, mira a la estrella, llama a María.

"Si eres agitado por las ondas de la soberbia, si de la detracción, si de la ambición, si de la emulación, mira a la estrella, llama a María.

"Si la ira, o la avaricia, o la impureza impelen violentamente la navecilla de tu alma, mira a María.

"Si, turbado a la memoria de la enormidad de tus crímenes, confuso a la vista de la fealdad de tu conciencia, aterrado a la idea del horror del juicio, comienzas a ser sumido en la sima del suelo de la tristeza, en los abismos de la desesperación, piensa en María.

"En los peligros, en las angustias, en las dudas, piensa en María, invoca a María. No se aparte María de tu boca, no se aparte de tu corazón; y para conseguir los sufragios de su intercesión, no te desvíes de los ejemplos de su virtud.

"No te extraviarás si la sigues, no desesperarás si la ruegas, no te perderás si en Ella piensas. Si Ella te tiende su mano, no caerás; si te protege, nada tendrás que temer; no te fatigarás, si es tu guía; llegarás felizmente al puerto, si Ella te ampara; y así, en ti mismo experimentarás con cuánta razón se dijo: Y el nombre de la Virgen era María.

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