Hermanos:
Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios;
al contrario, se despojó de su rango,
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte,
y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo,
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
-en el Cielo, en la Tierra, en el Abismo-,
y toda lengua proclame: « ¡Jesucristo es Señor!»,
para gloria de Dios Padre.
Flp 2,6-11
Había invitado a la boda aquel esposo, más hermoso por su belleza que todos los hijos de los hombres. Aquel esposo se hizo feo porque su esposa era fea, para hacerla hermosa. ¿Cómo se hizo feo quien era hermoso? Soy un blasfemo si no lo demuestro. El profeta me da un testimonio de su hermosura al decir: Más hermoso que los hijos de los hombres por su belleza (Sal 44,3). Otro profeta me aporta el testimonio de su deformidad al afirmar: Le vimos y no tenía hermosura ni decoro; al contrario, su rostro era abyecto y su compostura deforme (Is 53,2). ¡Oh profeta que dijiste: Más hermoso que los hijos de los hombres por su belleza! Eres objeto de contradicción. Otro profeta surge contra ti y dice: «Mientes, nosotros le hemos visto». ¿Cómo dice: Más hermoso que los hijos de los hombres por su belleza? Le vimos y no tenía hermosura ni decoro. Entonces, ¿se hallan en desacuerdo estos profetas respecto al que es ángulo de paz? Ambos hablaron de Cristo, ambos se referían a la piedra angular. En el ángulo se ponen de acuerdo las paredes. Si esto no sucede así, no hay edificio, sino ruina. Los profetas van de acuerdo, no los dejemos en discordia. Más aún, conozcamos su paz, pues ignoran lo que es el litigar.
¡Oh profeta que dijiste: Más hermoso que los hijos de los hombres por su belleza! ¿Cuándo lo viste? Responde, responde cuándo lo viste. Existiendo en forma divina, no consideró como objeto de rapiña el ser igual a Dios. Entonces le vi. ¿O dudas, acaso de que quien es igual a Dios es más hermoso que los hijos de los hombres? Tú ya respondiste; responda ahora quien dijo: Le vimos y no tenía hermosura ni decoro. «Eso has dicho; di ¿cuándo lo viste?». Comienza con las palabras del otro; donde aquél acabó, allí empieza éste. ¿Dónde acabó aquel? Quien existiendo en la forma de Dios no consideró objeto de rapiña el ser igual a Dios. He aquí cuando lo vio más hermoso que los hijos de los hombres por su belleza. Dinos tú cuándo lo viste sin hermosura ni decoro. Pero se anonadó tomando la forma de siervo; hecho a semejanza de los hombres, fue hallado en su aspecto como un hombre. De su deformidad dice todavía: Se humilló haciéndose obediente hasta la muerte y muerte de cruz (Flp 2,6-8). He aquí cuándo lo vi. Están, pues de acuerdo los dos pacíficos; uno y otro están en paz. ¿Qué hay más hermoso que Dios? ¿Qué más deforme que un crucificado?
Sermón 95,4
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