El himno Vexilla Regis fue compuesto en el año 569 por San Venancio Fortunato, junto con el Pange Lingua, a petición de Santa Radegunda para la recepción solemne de las reliquias de la Vera Cruz enviadas por el rey Justino II desde Bizancio.
El poeta exalta a la Cruz como bandera (vexilla) cristiana, con la que Cristo venció a Satanás, al pecado y al mundo.
La Iglesia canta el himno Vexilla Regis durante el tiempo de la Pasión y en la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz.
El texto ha sufrido algunos cambios a lo largo de los años. Por eso se puede encontrar con estrofas diferentes según las fuentes consultadas.
El poeta exalta a la Cruz como bandera (vexilla) cristiana, con la que Cristo venció a Satanás, al pecado y al mundo.
La Iglesia canta el himno Vexilla Regis durante el tiempo de la Pasión y en la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz.
El texto ha sufrido algunos cambios a lo largo de los años. Por eso se puede encontrar con estrofas diferentes según las fuentes consultadas.
1. Vexilla regis prodeunt: fulget Crucis mysterium, quo carne carnis conditor, suspensus est patibulo. 2. Quo vulneratus insuper mucrone diro lanceæ, ut nos lavaret criminae, manavit unda sanguine. 3. Beata,cuius brachiis sæcli pependit pretium; statera facta est corporis prædam tulitque tartari. 4. O Crux,ave,spes unica, hoc passionis tempore: auge piis justiam, reisque dona veniam. 5. Arbor decora fulgida ornata regis purpura, electa digno stipite, tam sancta membra tangere. 6. Te,fons salutis,Trinitas, collaudet omnis spiritus; quos per crucis mysterium salvas fove per sæcula. Amén. | Las banderas del Rey aparecen: resplandece el misterio de la Cruz, donde el creador de la carne en carne, está suspendido en un patíbulo. Donde herido además por la punta terrible de la lanza, para lavarnos de la acusación, manó agua con sangre. Dichosa tú, de cuyos brazos, estuvo pendiente el rescate del mundo; se hizo balanza de su propio cuerpo y arrebató la presa del infierno. Salve, oh Cruz, esperanza única, en este tiempo de pasión: aumenta a los justos la santidad y a los pecadores concede el perdón. Oh árbol bello y refulgente hermoseado con la púrpura del Rey, escogido del más digno tronco, para tocar tan santos miembros. ¡Oh Trinidad, fuente de salvación!, que todo espíritu te alabe; a los que por el misterio de la Cruz salvas, guárdalos del mal por siempre. Así sea. |
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