La Restauración de la imagen de la Virgen del Carmen, más de un año después del atentado

Del Centro Nacional de Conservación y Restauración. Imágenes de Terra.cl

Impresionada por las noticias que daban cuentan del atentado incendiario a la Virgen del Carmen, el viernes 18 de abril de 2008, Magdalena Krebs, directora del Centro Nacional de Conservación y Restauración (CNCR) se contactó de inmediato con el padre Francisco Javier Manterola para ofrecer asistencia y colaboración. En una primera visita a la Parroquia del Sagrario, se constató el impactante daño sufrido por la imagen, se entregaron indicaciones sobre como proceder y las medidas urgentes a tomar. El CNCR, con el total apoyo de la directora de Dibam, señora Nivia Palma, ofreció en ese momento la colaboración de la institución para recibir la imagen dañada en sus instalaciones con el fin de hacer los estudios necesarios y determinar la factibilidad de la restauración. Para la toma de decisiones se constituyó un consejo asesor, con representantes de la Iglesia, de la Cofradía, del CNCR y especialistas externos. 
El 17 de junio, bajo estrictas medidas de seguridad, se trasladó la Virgen al CNCR y se inició la etapa de investigación. Se comenzó con una acuciosa documentación visual, a través de fotografías y radiografías. Simultáneamente, se consultó con alrededor de quince prestigiosos centros extranjeros de restauración, y se indagó en la bibliografía sobre experiencias similares para evaluar los procedimientos efectuados y orientar criterios, metodologías, tratamientos y materiales utilizados. Paralelamente dos historiadoras de la Universidad Católica de Chile estudiaron su historia y significación con el fin de comprender cabalmente su valor religioso, simbólico y social.
Los estudios previos buscaron también determinar la materialidad de la imagen, constatándose que es de madera de tilia europea, compuesta de piezas encoladas, cubiertas con una base de preparación y policromadas. A diferencia de muchas imágenes hispanoamericanas que son de candelero, esta está tallada completamente en su tronco y piernas. Posee una enagua de yute enyesado y policromado. Los ojos son de vidrio, ubicados desde el interior de la imagen. Los análisis efectuados permitieron determinar la composición química de la base de preparación original y de la policromía. Un mapeo de la magnitud del daño, comprobó que el nivel de carbonización iba de 0,3 a 1,1 cms., encontrándose el mayor daño en la zona del mentón de ambas imágenes.
Con estos datos se determinó la necesidad de experimentar con modelos de madera de laurel, similar a la original, carbonizados con este propósito en los niveles encontrados en el mapeo antes mencionado. Sobre estos prototipos se realizaron pruebas con diferentes consolidantes, los que fueron sometidos a cambios controlados de temperatura, humedad y radiación. Estas pruebas permitieron al equipo técnico del proyecto formular una propuesta de tratamiento, la que concluyó que la manera más apropiada sería la de preservar al máximo las zonas carbonizadas, ya que de ese modo no se perderían los rasgos originales de la Virgen y el Niño y, consecuentemente, se facilitarían los procesos técnicos orientados a su reconstrucción morfológica y estética. 
Una vez aprobada la propuesta, se comenzó la intervención con una limpieza superficial para retirar todos los restos de la vestimenta quemada, cuidando de no afectar la madera carbonizada. Luego se realizó el procedimiento de consolidación del material carbonizado, y a continuación se rellenaron las grietas y fisuras con una pasta de aserrín de madera de laurel. A continuación y durante 6 meses restauradoras profesionales aplicaron ocho capas de base de preparación en los rostros, manos, brazos, base y pies de la Virgen y del Niño, proceso complejo ya que se debe esperar el secado completo, para después lijar con diferentes tipos de granos de lija. En esta etapa se contó con la colaboración de la restauradora Erika Rabelo del Instituto Real del Patrimonio Artístico de Bélgica, quien había tratado anteriormente una imagen también quemada de una Virgen Dolorosa.
Respecto de los faltantes de dedos se tomó la decisión de realizarlos con un material que fuera maleable y una vez seco tuviera buena adherencia. La restauradora Alejandra Bendekovic, experta en madera policromada elaboró los dedos faltantes de la Virgen y del Niño. Una vez ensambladas nuevamente las imágenes, un escultor Hijinio González, de gran experiencia fue el encargado de dotarlas con sus respectivos rasgos faciales y terminaciones de manos y pies. Finalmente, vino a Chile un escultor y policromador quiteño, Ricardo Villalba, que con un esmerado y meticuloso trabajo dio color, y con ello vida a la Virgen y el Niño. Durante todo el proceso, tanto en la definición de los rasgos como para la policromía fue de suma importancia la colaboración de las camareras y el cuidador permanente de la Virgen y el Niño.
El trabajo fue liderado en el Centro Nacional de Conservación y Restauración por Mónica Bahamondez y Lilia Maturana, jefas de los laboratorios de monumentos y pintura respectivamente. Tardó poco más de un año y participaron un total de 24 profesionales.

El Regreso a la Parroquia de El Sagrario

“Me ha impresionado mucho el profesionalismo con el cual abordaron esta labor y el hecho que hayan comprendido las dimensiones más profundas del trabajo que estaban haciendo”, afirmó el Cardenal Francisco Javier Errázuriz durante la conferencia de prensa previa a la Eucaristía con la que se honró el regreso de la imagen de la Virgen del Carmen a la parroquia El Sagrario, el martes 7 de julio. El Arzobispo de Santiago se mostró muy contento y agradecido por el excelente trabajo realizado por el Centro Nacional de Conservación y Restauración, dirigido por Magdalena Krebs. “Sin duda que la Virgen instala aquí, junto a la Plaza de Armas, su Centro de Conservación y Restauración”, indicó el Cardenal. “Lo hace en la dimensión espiritual, lo hace restaurando relaciones humanas, confianzas, familias, ayudando a que la gente tenga esperanza en lo que ellas pueden ser y realizar”, agregó.
El Cardenal Errázuriz también tuvo palabras para destacar el profundo amor a la Virgen que el atentado y el periodo de restauración sacó a la luz entre tantas fieles de nuestra patria: “Era impresionante ver en cuántas parroquias, capillas, salones aparecían imágenes de la Virgen del Carmen que demostraban el cariño que le tenían a ella. “Todos esos chilenos que le tienen tanto cariño a la Virgen están felices en estos momentos de contar nuevamente con su imagen en este Santuario”.

Y hoy, 16 de julio, su imagen, sea en Santiago como en muchas partes de Chile, recuerda que su presencia de Madre está siempre con nosotros.